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AnÁlisis

Observaciones

 

Accesibilidad económica:

  • La mayoría de las actividades son gratuitas. Las propuestas por lo tanto las propuestas no son económicamente excluyentes, tanto las promovidas por el GCBA como las iniciativas particulares.

Accesibilidad vial:

  • Todos los polos son de fácil acceso mediante el transporte público. Se encuentran conectados por la red de colectivos.

  • Sin embargo, su conexión mediante el sistema de ecobicis no es la óptima. 

  • A pesar de ser sumamente promovido en los sitios oficiales, el Parque Avellaneda está alejado del trazado de la bicisenda y no cuenta con estaciones para retirar ecobicis. Esto puede interpretarse como contradictorio.

  • Parecería ser que al momento de su trazado,  la prioridad de las ecobicis no fue la de conectar espacios verdes.

Audiencias:

  • Hay un escaso incentivo a la participación de personas de la tercera edad. No hay demasiadas actividades específicas para ese segmento etario.

  • Teniendo en cuenta que el período analizado fue el verano, momento en el cual los niños no tienen escuela, la cantidad de actividades dedicadas a ellos resultó llamativamente bajo con respecto a las dirigidas a jóvenes y adultos.

Horario y espacio:

  • Hay un amplio predominio de actividades diurnas respecto a las nocturnas.

  • También es mayor la cantidad de actividades en espacios abiertos que cerrados.

Tipo:

  • En todos los polos la mayor parte de las actividades caen en la categoría cultura-entretenimiento. Resultó particularmente interesante que en comparación casi no se promocionaran actividades deportivas a pesar de que se trata de espacios verdes y con una gran superficie.

  • En el caso del Parque Centenario, también resultó llamativo que no hubiera mayor incidencia de actividades ligadas con la ciencia o tampoco promoción de sus espacios científicos por parte del GCBA.

Cantidad y promoción:

  • La cantidad de actividades es homogénea en todos los casos.

  • La promoción por parte del GCBA no es igualitaria, siendo mayor en el caso de Parque Avellaneda y la menor en Parque Centenario.

  • Hay mayor cantidad de actividades promovidas por el GCBA que no promovidas.

 

Otras:

  • No se observaron actividades solidarias o en beneficio de la comunidad de vecinos de la zona.

  • Las actividades no parecen vincularse a instituciones aledañas, por ejemplo: el hospital de oncología dentro del Parque Centenario, escuelas de la zona, iglesias, centros de jubilados, entre otros.
     

    Conclusiones

     

    De las observaciones anteriores se pueden extraer varias conclusiones y nuevas preguntas cuyos ejes parecen ser el tipo de actividad y  su capacidad de promoción.

    Resulta evidente que las actividades predominantes son las culturales o de entretenimiento (obras de teatro, muestras, shows en vivo) para un público joven-adulto que probablemente se sienta atraído por la posibilidad de esparcimiento gratuito. Mientras tanto, otros públicos como los ancianos no son centrales espectadores en estas actividades ni para el CGBA ni para la iniciativa privada. Por lo pronto el estado probablemente busque acercarse a este público a través de otros programas que no implican actividades como hemos abordado en este estudio, como las estaciones saludables.

     

                A estas actividades se suman las que clasificamos de “centro de compras”, que dado el contexto podríamos pensar que tienen un doble sentido, ya que las ferias son normalmente sitio de paseo así como de compra (más claramente en el caso de Plaza Francia y Parque Centenario).

     

    Las actividades deportivas parecen limitarse a la experiencia individual o colectiva de grupos cerrados (grupos de amigos que van a jugar a una cancha) más que una promoción activa por parte de algún actor gubernamental o privado y las actividades científicas se encuentran prácticamente ausentes de estos espacios públicos.

     

    En un principio se puede afirmar que el GCBA tiene un rol protagónico a la hora de promover actividades en los espacios públicos. Sin embargo, la sociedad civil no se queda atrás, cumpliendo por su parte un rol activo en la promoción de actividades no oficiales. El trabajo de promoción que cumple el Estado es importante, y se divide claramente en dos: llevar a cabo actividades por sí mismo (como ciclos de cine y teatro) y promover actividades planificadas por la sociedad civil.

     

    Esta promoción se da de manera desigual entre los tres polos, con particular hincapié en el caso de Parque Avellaneda. Esto puede ocurrir por dos motivos:

     

  • Estar alineado con la política de revitalización del sur de la ciudad de Buenos Aires que también llevan a cabo las previas y actuales administraciones de la CABA.

  • Dada que la mayoría de las iniciativas civiles de Parque Avellaneda están agrupadas en su centro cultural, y tienen un trasfondo de cultura participativa que data del fenómeno de las asambleas vecinales, consiguen una mayor articulación con el GCBA

  •  

  •           Esta articulación también puede ser la que dé cuenta del polo de Parque Avellaneda como el espacio con mayor cantidad de actividades participativas. Dentro de la categoría cultura-entretenimiento, encontramos en el caso de Parque Avellaneda una subcategoría que no se repetía en los otros polos: el taller. El taller implica lógicas educativas y de participación activa del público, que se distinguen de las otras actividades de la categoría cultura y entretenimiento.

     

                Entonces valdría la pena preguntar sí de ser posible una mayor articulación entre las actividades propuestas por la sociedad civil en los otros espacios podría promover un mayor desarrollo y promoción de sus actividades, incluyendo aquellas de naturaleza participativa y, porque no, aquellas que caerían en categorías que parecen relegadas. Y si como explica Steve Johnson en “El caso del sirope de arce” las redes de pares son un modelo eficiente para articular información que permita solucionar problemas urbanos de manera novedosa, tal vez sea necesario promover la conexión entre los ciudadanos privados que permita consolidar las actividades en los espacios públicos no como  eventualidades sino como verdaderos programas de participación ciudadana, en consonancia con el GCBA.  El valor que podría agregar este tipo de  inteligencia colectiva es inimaginable.

     

    En un futuro de esta índole, podría revisarse este trabajo y utilizar esta interconexión digital para hacer un análisis más pormenorizado de las actividades y su uso. Por ejemplo, en este estudio abarcamos la oferta de actividades pero ¿cuánto más se podría decir sobre la demanda? Si existieran datos sobre la cantidad de personas que participan en estas actividades, con un análisis de big data, como indican Mayer y Schönberger seguramente habría conclusiones muy interesantes sobre la verdadera participación en los diferentes tipos de actividades del cual el GCBA  o los privados se podrían servir para promover, por ejemplo, más actividades científicas, deportivas o de modalidad taller.

     

    Finalmente, este aprovechamiento de los datos sería muy valioso para construir un trazado urbano ecológico que fomente la participación en las actividades de los espacios públicos.

     

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